¿Y ahora, qué? ...Ahora, ya nada.
Anoche creí verte y sentí miedo, fuego en la cara, frío en los pies, congoja en el alma, mariposas en el estomago y un vértigo que nacía en mi nuca. Después de caer en la cuenta me sentí estupida, ridícula y sólo se me ocurrió reír.
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