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.Mukka.

A veces es mejor no saberse

Me desperté con la mente revuelta y el estómago vacío, incapaz de recordar tu cara, pero no tus manos. Ahogué tres pensamientos con la almohada antes de liberarme del nudo entre piernas y sábana. Me acerqué a la ventana, tratando de esquivar el absurdo reflejo que me escupía el cristal, respirando por inercia, al son de un corazón que sigue sonando hueco. Y justo entonces se acabó la tregua que da el sueño, comencé a echar de menos: La luna llena, repleta, redonda e inmensamente amarilla; El cielo negro estrellado; Un aliento en mi nuca; Unos brazos rodeando mi cintura; No más amaneceres. Y cerré los ojos, para acordarme de tu cara y olvidarme de la suya y deseé poder ser capaz de amar a alguien, de amarte a ti quizás. Que me dieras tiempo de explicarte que soy rara por ser piscis y piscis por ser rara, que no soy valiente, que estoy rota por dentro, que noto su ausencia en cada extremo de mi cuerpo, que soy egoista porque sólo quisiera que te perdieras en cada rincón de mi, que quisieras amarme, para ver si eso me ayuda a encontrarme.

 

 

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