
Cuanto más la conozco, cuanto más profundizo, casi sin quererlo, más miedo tengo al contagio. Me aterra pensar que algún día pueda llegar a ser como ella, al fin y al cabo lo llevo en los genes. El roce hace algo peor que el cariño, y esto me tiene preocupada. Últimamente estoy comenzando a exagerar las cosas y a mentir como ella, toso y no me pongo la mano, me enfado demasiado por cosas que son insignificantes y comienzo a usar sus tácticas para minar la personalidad y machacar sin compasión al contrincante, es decir, a todos aquellos que no comparten mi opinión. No quiero regalarle a mi sobrino un jersey de lana usado y tener la mala baba de decirle a mi cuñada que lo hice yo. Creo que me esta atrapando, lo noto fluir dentro de mi, tengo el mal dentro y fuera, convivo con él, pero aún así podría ser peor, cuando llegase a su edad, podría preparar la comida para mis hijos sin lavarme las manos después de haber ido al baño o después de haberme hurgado en la nariz mientras veía el programa de Mª Teresa Campos.
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