Blogia
.Mukka.

No me lo esperaba, aunque era algo evidente. La verdad me ha golpeado duro una vez más, y como siempre, ha venido de frente para que resulte más humillante ver como soy incapaz de esquivar sus golpes aunque los vea venir de lejos.
El pasado y el presente han coincidido en un mismo plano para darme un revés (ignoro con que motivo), han aprovechado uno de mis deja vu para unir sus fuerzas y dejarme tirada en el suelo sin respiración. Y a la vez que lucho por tomar una bocanada de aire intento, mientras los veo arremolinarse sobre mí, comprender por qué me muestran lo que yo me niego a ver, por qué se abalanzan una y otra vez gritándome lo que nunca pedí escuchar. El aire llega un poco tarde y es expulsado rapidamente con un leve grito, entonces mil lagrimas acuden a mis ojos, pero no son capaces de nublar las imagenes que se agolpan en mi cabeza. Soy capaz de ponerme trascendental hasta en el peor de los casos y este lo es, estoy tirada en el suelo jadeante, lloriqueando vergonzosamente, hecha un jodido guiñapo y solo levanto la vista para preguntar: ¿Estoy condenada a revivir esta misma historia?, ¿Voy a quedarme aqui sola no es cierto?, condenada a enamorarme perdidamente del primero que pase y recibiré solo de él la indiferencia ¿verdad? Y mientras formulo estas preguntas soy consciente de que ya he vivido este momento, esta misma asquerosa situación. Este revés ya ha sido propinado aunque yo ignoro las veces, pero tiene un ligero sabor a recuerdo que hace aún más patético el momento y que contesta de manera indirecta a mi pregunta. Vuelven a asomarse las imagenes y siento frio, aún sigo tirada en el suelo y no sé cuanto llevo así, negandome a comprender que no hay posibilidad de cambio, que otra vez volveré a revivir este momento y soy consciente de ello y lloro porque sé que no podré evitarlo, porque no sé donde o cuando cometí un error.
La verdad me ha escupido a la cara que todos han sido, son o serán queridos por ese alguien que les ha hecho, les hace o les hará vivir los mejores momentos de sus cortas o largas vidas, todos menos yo. Me ha vuelto a recordar cada uno de los momentos en los que caí al suelo y no hubo nadie para levantarme pero que al poco, cuando intenté incorporarme apareció alguien para volverme a empujar. Y esta verdad que me patea mientras estoy tirada en el suelo es una niña estupida de ojos azules que conocí a los cuatro años, es una chica rubia y delgada que conocí a los diez, es una morena más fea que yo que conocí a los trece, es el amor que no me quiere, es el moreno bailón que se hartó de mi silencio, eres tú que no me ves y sobre todo soy yo que me odio cuando me veo asi de abatida, asi de cobarde, asi de temerosa ante una negativa más que es inminente.

0 comentarios