Aún me siento fuera de todo, como si la última uva hubiese rodado de mis manos y de alguna manera no hubiese entrado en el nuevo año. Sin embargo tampoco siento que pertenezca al año pasado, ni al anterior. Entonces, ya no es una, si no dos o más uvas las que me rehuyeron.... ¡Con la de avances personales que había hecho!... Y por mucho que me remonte, no sé volver sobre mis pasos para arrancar otra vez desde el punto de partida. Me invade una vez más esa extraña sensación de estar errando, que me hace sentir estúpida, como se deben sentir los títeres cuando preguntan si alguien ha visto al malo y todos los niños gritan: “lo tienes detrás”.
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