Inquietudes

Aún me pregunto como serás y como seré yo contigo.
Te imagino de todos los colores, con mil ojos diferentes, con la sonrisa fácil.
Miro mis manos y pienso en las tuyas, estrechandolas fuerte.
Me siento en el suelo y miro al cielo, pensando que tú caminas bajo este mismo cielo, hacia algún lugar importante para ti.
Un lugar que también está bajo este mismo cielo, pero en un lugar oculto aún para mí.
Pienso en una tarde de lluvia caminando, en un desayuno en la cama, en una noche de cine y palomitas, en mil convesaciones, en una cena íntima, en una fiesta, en una fecha, en una canción.
Hago memoria y reflexiono, cuento los días que he vivido sin todo esto y me pregunto cuánto más vas a tardar en llegar, en besarme, en mirarme.
Y derrepente bajo la mirada apartandola de ese cielo que nos cubre, pero que no hace nada por juntarnos y un reproche acude a mis labios. No va dirigido a ti sino a mí. Un reproche más que echar a un saco roto. Un reproche que dice: “La culpa es tuya, aún no estás preparada, ni física ni emocionalmente. O es que ya no recuerdas la última vez. No estás preparada y volverás a hacer daño, a hacerte daño. No estas preparada, saldría mal. No estas preparada y le aburrirás, como la última vez. Piensa en la última vez.”
Y digo yo, ¿quién está preparado para nada?
0 comentarios