Blogia
.Mukka.

~Cosillas~

Una pared blanca, sólo eso necesitsaba. Una pared blanca donde poder escribirlo todo, y dibujarlo todo, todo lo que pasaba por su mente. Una pared blanca para poder pintarla de morado, para volverla a pintar de blanco y volver a escribir y borrar. Una pared blanca donde dibujarte, donde dibujar tus labios. Sólo necesitaba una pared y poder olvidar al bicho para siempre, sus gritos, sus jaleos, su humo. Una pared blanca y recordarle siempre, aunque llorara cada jueves, cada abril, cada diciembre. Una pared blanca sobre la que poder dormir y despertarse sin temer a la oscuridad, nunca más.

Halloween, Halloween, esto es Halloween

Halloween, Halloween, esto es Halloween

Se me había olvidado lo que me hacías sentir, había conseguido ignorar la pequeña vocecita que aparece en mi cabeza cada vez que tu estas cerca. La había escondido, junto con cada sueño que tuve contigo, cada apretón de manos que se quedó colgando en el aire, con cada beso que llevaba tu nombre y que nunca salió de mis labios. Guardandolo todo en una caja, bajo el titulo de INALCANZABLE había conseguido que no me hiciese daño, que no apareciese de repente al torcer una esquina. Pero no contaba con una noche de Halloween, con los juegos, el alcohol, tus usos y mis maneras porque creía imposible tal situación, pero ahí estábamos anoche tú y yo, entre la sal, la pimienta, los hielos...bajo la luz de la cocina, tú ignorando todo esto y yo esperando el beso que nos comprometía. Quería que fuese diferente, quería no sentirme mal después, quería hacerlo bien a pesar de que no fuese el momento, a pesar de que no me quieras, a pesar de no ser nadie para ti, a pesar de que pensases en ella que estaba justo al otro lado de la pared, riendo con el resto en el sofá. Ahora estoy confusa (soy así, este es mi mecanismo), porque no me besaste y evitabas mirarme de frente y solo sonreías, tú que no conoces la vergüenza ni los límites, te ries y no me besas. Estoy confusa porque estaba radiante y no me besaste, porque después me dices que no puedes con mis ojos, porque a pesar de eso no sentirías vergüenza si hubiese estado ella en la cocina en vez de yo. Estoy confusa porque luego fui yo quien te besó en el salón y debería haberlo hecho otra vez en la terraza, como nadie más te ha besado nunca, a mi manera inexperta pero dulce, con la pasión y la fuerza que se liberan tras 20 años de oscuridad y cadenas.

Inquietudes

Inquietudes

Aún me pregunto como serás y como seré yo contigo.
Te imagino de todos los colores, con mil ojos diferentes, con la sonrisa fácil.
Miro mis manos y pienso en las tuyas, estrechandolas fuerte.
Me siento en el suelo y miro al cielo, pensando que tú caminas bajo este mismo cielo, hacia algún lugar importante para ti.
Un lugar que también está bajo este mismo cielo, pero en un lugar oculto aún para mí.
Pienso en una tarde de lluvia caminando, en un desayuno en la cama, en una noche de cine y palomitas, en mil convesaciones, en una cena íntima, en una fiesta, en una fecha, en una canción.
Hago memoria y reflexiono, cuento los días que he vivido sin todo esto y me pregunto cuánto más vas a tardar en llegar, en besarme, en mirarme.
Y derrepente bajo la mirada apartandola de ese cielo que nos cubre, pero que no hace nada por juntarnos y un reproche acude a mis labios. No va dirigido a ti sino a mí. Un reproche más que echar a un saco roto. Un reproche que dice: “La culpa es tuya, aún no estás preparada, ni física ni emocionalmente. O es que ya no recuerdas la última vez. No estás preparada y volverás a hacer daño, a hacerte daño. No estas preparada, saldría mal. No estas preparada y le aburrirás, como la última vez. Piensa en la última vez.”
Y digo yo, ¿quién está preparado para nada?

Hoy, luna nueva...

Hoy, luna nueva...

He vuelto a calzarme los zapatos del pasado y me puesto a caminar hacia atrás. Por el mismo camino que recorrí hace dos años, con la vacía intención de encontrarte donde te dejé esperando a que regresen mis labios. Son esas botas que tanto te costaba desabrochar aquella noche en tu cuarto, esas que me hacían casi un palmo más alta y me acercaban a tu pelo, a tu cara y a tus ojos de niño travieso. Las mismas que llevaba la primera vez que bailamos. Estoy provocando al destino y tentando a los hados para que nos concedan un último baile. Así que piso fuerte con mis botas del pasado, volviendo sobre mis propios pasos, por la horizontal por la que me perdí dejandote atrás, por la horizontal por la que te escapaste, dejandome atrás bailando descalza.

No vas a venir ¿Verdad? Porque no estas cuando te busco ni apareces si te sueño. Eres de papel y letras, de cuento, de historia inventada para aliviar los sentimientos. No existes realmente, por eso no eres libre y tampoco te poseo. Llevo veinte años esperando y te juro que ayer creía que podía con otros veinte. Pero ayer no es hoy, ni lo será ya nunca.
He vuelto, con las manos vacías, así que paseo con la cabeza baja. Ahora no tengo ganas de levantarla. Ahora estoy apática y no quiero sonreír, ni ver brillar el sol, ni ver caras felices. He vuelto, aunque no quería hacerlo porque a pesar de que encontré lo que buscaba no podía tenerlo, ni me dejaban tocarlo, ni quiso venirse conmigo aunque tampoco le habrían dejado. Así que vuelvo a donde empecé, habiendo conocido otros mundos, pero sin haber saboreado labios de otros lugares, sin haberme sentido amada, con un poquito menos de esperanza y revuelta por el viaje.

Me voy, otra vez, y las veces que haga falta. A otra parte, a conocer otros mundos, a saborear labios de otros lugares. Me voy, y no pararé de irme hasta que te encuentre, por casualidad, caminando por la misma calle que yo.

Lo has roto, arréglalo.

Lo has roto, arréglalo.

Y ahora apareces tú, una tarde de lluvia y con ganas de jugar. Ahora que ya había guardado mis ganas, recogido los pedazos de ilusión y rajado la esperanza. Te presentas con tus juegos, para cumplir mis sueños. Y yo, que he quedado reducida a la ínfima parte de lo que era, que he cerrado puertas y ventanas para que no entre nunca más en mí la luz. Yo, que voy vestida con los jirones que arranqué de mi pasado, con los ojos aún cegados del sabor amargo que dejó el dolor. Yo, ahora ya no quiero que tú estes, no quiero que te filtres en mi vida, no quiero que juguemos, porque es tarde, has llegado tarde. No puedo mirarte y sonreir, no puedo tocarte como antes, no puedo jugar a que es un sueño, ya no quiero estar loca por ti y que me duela, hasta gritar, el esperarte.

Sere nere

Estoy cansada de la estupidez congénita de esta familia, de la sonrisa de goma, de la careta, de la puñalada trapera por la espalda, de la lágrima facil. Estoy cansada de que se repita la historia, de tener que querer tras un velo, de tapar mis sentimientos, de mentir. Estoy harta de no poder decir con libertad el asco que me da teneros enfrente y tener que reiros las gracias sabiendo como hacéis daño a los que quiero. Estoy harta de callarme para no desatar la ira de las tres furias,  harta de perderme en los silencios de conversaciones no vividas, no escuchadas. Estoy cansada de que vivais de las rentas, de que solo uno me conozca, de que me encasilleis, de que os hagais patrones de comportamiento equivocados.
No sé si os dais cuenta de hacia adonde se dirige este barco, pero hay dos que se bajaron hace tiempo en el primer puerto, llevais años sin capitan y aún no os habéis dado cuenta de que todo se está hundiendo.
Pero da igual lo que yo pueda gritar entre estas cuatro paredes vacías porque ninguno se dara cuenta de ello, a no ser por la indignación de su cotilla señora que ofendida por las bofetadas de la realidad que desconoce pida explicaciones, entonces una vez más me daré cuenta de que para vosotros es más fácil hacer una bajada de pantalones. Y no os juzgo, pero que triste es arrastrar a todos a la mierda por vuestra consentida ceguera. Pero los exámenes bien, si, gracias.

Es curioso todo lo que una persona puede llegar a dormir, yo debería haberme dormido en el preciso instante en el que te perdí y no haber despertado hasta que hubieses vuelto o hasta que alguien me hiciera de alguna manera olvidar el dolor que me causó tu pérdida. Pero no lo hice, aunque me habría gustado hacerlo durante un rato, el tiempo suficiente para poder soñar con mi destino y así poder decidir si dormía el resto de mis días o, por el contrario, solo por las noches para descansar de los días que emplee para cambiar mi destino. Pero eso tampoco ocurrió, así que aquí estoy, un día más a tientas por mi vida, cambiando a cada paso de rumbo, al tiempo que cambia el viento, detrás de unos pasos que no sé si son los tuyos, a ratos acallando un sentimiento y siguiendo a unos ojos que me miran pero no me ven, cosiendo tus recuerdos al bajo de mis pantalones para no perderlos, agarrando momentos a dos manos, conservando sonrisas e imaginando otras vidas que nunca viviré porque a cada paso que doy me cuestiono mi equilibrio y me muerdo el labio antes de que se me escape en un suspiro todo lo que siento.

Era una noche de verano despejada y fresca aunque el día había sido bochornoso y amenazaba tormenta. No me habría fijado en la luna de no ser porque el viento azotaba con fuerza los toldos y tuve que salir a la terraza para recogerlos. Entonces la vi, no estaba llena, había empezado a menguar, pero aún así estaba grande y blanca. Me acordé de ti de forma instantánea y me pregunté cómo la verías tú desde allí, al otro lado del mundo y unas horas más arriba. No pude evitar sonreir al recordar el influjo que ésta ejerce sobre ti. Pensé después en que quizás allí su influencia era diferente, igual que lo era la época del año, allí era invierno a pesar de estar en Julio. Me fijé en el paisaje, llamaron mi atención las copas de los árboles mecidas por el viento y eché de menos por un momento el mar, sólo hacía un día que había vuelto y me habría gustado poder contemplar una vez más su vasta espesura en una noche como esa, con los pies enredados en la arena, el viento envolviéndome y el ruido de las olas... pero esta vista tampoco estaba nada mal, árboles, montañas e infinidad de lucecitas, Madrid y su bullir de noche, con el zumbido del viento y un perro ladrándole a su sombra. Volví a mirar a la luna que había subido un palmo, estaba ya muy lejos, como tú de mí, y entonces comprendí por qué me recordaba tanto a ti, tú eres tan inalcanzable para mí como la luna que cuanto más la miro más se aleja y cuanto más la busco más se esconde.   

Listo

Listo

Me voy a la playa, no hay más, lo necesito, me lo debo...o no, pero me voy y punto  O_o

(No espero encontrar nada, ni me llevo nada, sólo quiero descansar, que el mar me mezca, ponerme morena, recoger piedritas, enterrar la mala suerte bajo la arena y dejar mis penas olvidadas al antojo del viento.)

Pero tranquilos, volveré, siempre lo hago =) 

...Un día soñando en un sueño soñé...

...Un día soñando en un sueño soñé...

He soñado contigo, esta vez mientras dormia. No es la primera vez que ocurre, de eso estoy segura, pero es la primera que me levanto recordándolo, que me levanto sin querer por culpa de algún ruido ingrato y deseo volver a soñar el mismo sueño y continuarlo donde lo habíamos dejado. Es la primera vez que el sueño se acaba, si, como todos, pero no en el mejor de los momentos, dejándome con la intriga de como sabrán tus besos. No, esta vez recuerdo cada uno de tus movimientos, tus sonrisas, palabras y gestos. Recuerdo que estábamos con estos, era verano por la tarde y caminábamos por el campo, tú estabas como siempre, haciendo tus bromas y chistes malos, de un lado para otro, hablando con todos a la vez, picandome de vez en cuando, haciéndome la zancadilla en plan coña, buscando mi sonrisa cómplice y mis empujones flojos de “¡Ains, tonto!”, como si volviesemos a los tonteos típicos de los quince años. Se estaba haciendo tarde y estabamos de vuelta de algún sitio y teníamos que pasar la noche en tiendas de campaña, así que estabamos decidiendo como agruparnos para dormir. Todos nos miraban, derrepente era como si supieran que me encantas, así que empezaban a hacer comentarios entre risas y me hicieron elegir entre dormir con estas todas apretujadas o dormir contigo en la tienda que quedaba libre. Tú no parecias sorprenderte, estabas conforme con la propuesta así que intentaste convencerme con bromas, hasta parecías al tanto de todo. Realmente no hacía falta convencerme, a ojos cerrados me voy contigo a donde me lleves, pero supuestamente tú no me encantas, simplemente me caes genial y no tengo la necesidad imperiosa de tocarte, besarte y agarrarte fuerte para que no te vayas, supuestamente claro, porque eso es algo que guardo muy para mí, algo que en verdad nadie sabe, aunque en este sueño todos parecen conocer, incluso tú. Hasta cierto punto esto es normal, estamos de excursión, con muy buen rollo todos, no hay nadie que nos caiga ni siquiera liegeramente peor, estamos los que mejor nos llevamos así que simplemente somos dos amigos que comparten tienda, hasta cierto punto todo es normal, pero yo no soy normal y este sueño tampoco. En este sueño tú también sientes algo por mí y estás dispuesto a dar un paso más y todos lo saben y ayudan a que todo cuaje. Montábamos las tiendas, cenábamos y jugábamos, no parábamos de reir y en uno de los juegos, parecido al escondite, estos nos hacen la tres catorce y nos quedamos solos, era de esperar... En esos momentos el corazón me va a mil por hora y todo ocurre muy rápido y muy lento a la vez. Derrepente tú estas frente a mí, me miras y sonríes, te acercas más aunque parece imposible que podamos estar más juntos, me acaricias y me besas, sin titubeos, me besas y yo no sólo me dejo si no que también participo, esta vez no me quedo helada y quieta por el miedo y la inexperiencia, esta vez también hay voces en mi cabeza pero soy capaz de acallarlas, no quiero defraudarte, pero confio en ti y creo confiar en mí, así que me dejo llevar. Paras y me asusto, pienso “ya la he cagao”, me miras, a muy poca distancia con una cara que se me ha quedado grabada en la retina del subconsciente, es una mirada que me relaja, una mirada que dice:  “¿Cómo no hemos hecho antes eso?” y vuelves a besarme. Al rato largo llegan estos y  sigues a mi lado, me miras y me vuelves a besar, me dices cosas al oído, sigues siendo el mismo, sigues con tus coñas y yo con las mias, pero desde el mismo bando, nadie comenta nada de nosotros, parece algo normal y evidente. Seguimos jugando hasta que nos rinde el sueño y nos vamos a las tiendas, esa noche, esta noche duermo abrazada a ti, en sueños, pero abrazada a ti y más segura de mi misma. Ahora viene lo amargo de despertar y ver que no hay tienda de campaña si no techo, que no estas tú si no mi almohada, que no hay seguridad, así que cierro fuerte los ojos para enganchar el sueño que se escapa, deseando que hayas soñado tu lo mismo.

No me lo esperaba, aunque era algo evidente. La verdad me ha golpeado duro una vez más, y como siempre, ha venido de frente para que resulte más humillante ver como soy incapaz de esquivar sus golpes aunque los vea venir de lejos.
El pasado y el presente han coincidido en un mismo plano para darme un revés (ignoro con que motivo), han aprovechado uno de mis deja vu para unir sus fuerzas y dejarme tirada en el suelo sin respiración. Y a la vez que lucho por tomar una bocanada de aire intento, mientras los veo arremolinarse sobre mí, comprender por qué me muestran lo que yo me niego a ver, por qué se abalanzan una y otra vez gritándome lo que nunca pedí escuchar. El aire llega un poco tarde y es expulsado rapidamente con un leve grito, entonces mil lagrimas acuden a mis ojos, pero no son capaces de nublar las imagenes que se agolpan en mi cabeza. Soy capaz de ponerme trascendental hasta en el peor de los casos y este lo es, estoy tirada en el suelo jadeante, lloriqueando vergonzosamente, hecha un jodido guiñapo y solo levanto la vista para preguntar: ¿Estoy condenada a revivir esta misma historia?, ¿Voy a quedarme aqui sola no es cierto?, condenada a enamorarme perdidamente del primero que pase y recibiré solo de él la indiferencia ¿verdad? Y mientras formulo estas preguntas soy consciente de que ya he vivido este momento, esta misma asquerosa situación. Este revés ya ha sido propinado aunque yo ignoro las veces, pero tiene un ligero sabor a recuerdo que hace aún más patético el momento y que contesta de manera indirecta a mi pregunta. Vuelven a asomarse las imagenes y siento frio, aún sigo tirada en el suelo y no sé cuanto llevo así, negandome a comprender que no hay posibilidad de cambio, que otra vez volveré a revivir este momento y soy consciente de ello y lloro porque sé que no podré evitarlo, porque no sé donde o cuando cometí un error.
La verdad me ha escupido a la cara que todos han sido, son o serán queridos por ese alguien que les ha hecho, les hace o les hará vivir los mejores momentos de sus cortas o largas vidas, todos menos yo. Me ha vuelto a recordar cada uno de los momentos en los que caí al suelo y no hubo nadie para levantarme pero que al poco, cuando intenté incorporarme apareció alguien para volverme a empujar. Y esta verdad que me patea mientras estoy tirada en el suelo es una niña estupida de ojos azules que conocí a los cuatro años, es una chica rubia y delgada que conocí a los diez, es una morena más fea que yo que conocí a los trece, es el amor que no me quiere, es el moreno bailón que se hartó de mi silencio, eres tú que no me ves y sobre todo soy yo que me odio cuando me veo asi de abatida, asi de cobarde, asi de temerosa ante una negativa más que es inminente.

Existes, sin que yo pueda negarme, aunque no me guste que existas sin mi. Y te miro porque existes, y me rio porque me mueves por dentro sin ser consciente. Y en sueños me quedo a un palmo de ti y tú salvas la distancia, y estamos más cerca que nunca, más cerca de lo que nunca estaremos fuera de mis sueños. Y aún a pesar de mis sueños, en la realidad, sigues existiendo, pero aqui tú no salvas la distancia. Fuera simplemente sigues existiendo a baja frecuencia hasta que llego en sueños y te despierto con mi risa, que te mueve por dentro sin ser consciente. Y otra vez vuelvo a salir del engaño al acabarse el sueño, es entonces cuando me enfado y me pregunto ¿Por qué no es sueño la vida?, ¿Qué lo decide?, ¿Quién nos hace existir en sus sueños?, ¿Por qué no puedo instalarme en mi sueño y hacer de él mi vida?.

Algo se me ha roto por dentro, no digo hoy, hace tiempo que lo oigo cacharrear, y el no verte no ayuda a que se recoloque, ni me ayuda a mantener el equilibrio. Necesito que me saquen de este vaso de agua en el que me ahogo, que se sienten a mi lado, a mirarme, necesito que empiecen a hablarme, de lo que sea pero que me hablen y me cojan de la mano y no me suleten, no hasta que deje de llorar. Necesito que me den razones para levantarme y seguir caminando porque yo ya me cansé de cazar ilusiones, de vivir sueños que no me pertenecen. Ya son demasiados tropiezos en tan poco recorrido, demasiadas espinas clavadas en mis pies, demasiadas lágrimas derramadas y textos rotos, gritos mudos que me ensordecen el alma, un alma que tuve que atar para que no se fuera detrás de ti.

"Mi corazón es un Tam-Tam, una postal desde Idaho, un disco viejo, una moto disparada, un final de mes, un túnel sin tren..."

"Mi corazón es un Tam-Tam, una postal desde Idaho, un disco viejo, una moto disparada, un final de mes, un túnel sin tren..."

Estoy cansada, así que me tumbo y cierro los ojos, aislando todo ruido y tratando de escuchar a mi corazón, que es pequeño y grita poco.
Respiro profundo y escucho, ahora no está ella y puedo dejarle hablar. Me habla de ti y de lo mucho que te añora, de las noches que te sueña, de las lágrimas que le roba la soledad, de cuando se levanta por las noches y te busca en cada parte de mi ser, para acostarse a tu lado, a la vera de un recuerdo.
Se hace un nudo en mi garganta, pero lo retengo a mitad de ésta, justo antes de que salga, es un llanto que me impediría seguir escuchándole, así que dejo que se escape y resbale por mis ojos.
Me habla de lo que sentía cuando ellos se acercaban y de todo lo que aún, ni él ni yo, hemos vivido, entonces yo aprovecho y pongo música con la que sé que late fuerte y me hace sentir viva, a pesar del vacio, aún a sabiendas de que queda poco para que ella entre chillando por la puerta entre mentiras y falsas apariencias, aún cuando fracaso y le hago fracasar. Viva a pesar de la tristeza que me amarga la sonrisa y que le hace parecer más pequeño y frágil, a pesar de los golpes que le doy y que nos dan. Viva y dispuesta a seguir en el camino, aunque ya no estés, aunque él nunca vaya a venir y aunque ella siga tirándome piedras desde atrás.

TÚ y tu música, YO y mis letras

TÚ y tu música, YO y mis letras

Porque es música lo que corre por nuestras venas y tu boca el aire que me despeina al son de tus caricias. Son letras lo que inundan mi cabeza y dudas las que ahogan mi corazón. Quiero y no quiero volver atrás.
Quiero volver a empezar, con la misma música de fondo, contigo mirandome de otra manera, de esa manera, en el mismo lugar, pero un centimetro más a la izquierda, más a tu vera, con tu mano cogida de mi mano.
Porque me he perdido muchas cosas por quedarme dormida y llegar tarde, por quedarme soñando, jugando con tu silueta entre las sábanas, agarrada a la almohada.

Quiero volver a empezar, en otra época, en otro mundo, con otras reglas, pero con la misma música y el mismo viento.

Ahora es cuando cobra sentido la frase: "No eres tu, soy yo, que soy rara"

Ahora es cuando cobra sentido la frase: "No eres tu, soy yo, que soy rara"

Tú te entiendes con los acordes, yo charlo con las nubes y estampo lo que siento en el papel, mientras tú lo dibujas con tus FAs en cada oído que se preste.
Eres solo un patrón que se repite, una y otra vez a lo largo de mi vida, que tiende a aparecerse en rostros diferentes, de distintas edades y con un fin que se me antoja el mismo: hacerme aprender de mis errores, ser más valiente y decidida, más lanzada, menos racional... Pero para sorpresa y desengaño del que observa, nunca hay cambio por mi parte, no hay evolución, y por tanto tampoco hay recompensa, así que el patrón se disipa y como vino se va, dejando las ganas enganchadas a mis labios y yo la espera colgando de su boca.

Tú no eres tú para mí

Tú no eres tú para mí, eres un cúmulo de sueños y anhelos, eres libre, como el viento, y si me rio estas y si lloro te irás. Eres la antítesis de la soledad, contrario al compromiso. Eres rápido para mí y naciste sin tiempo, en una navidad en la que no se te esperaba y ni siquiera viniste para quedarte, porque naciste sin tiempo. Tú no eres tú para mí, eres la madurez más inmadura y juguetona, eres todo lo que quiero y que no tengo, todo lo que me escondes y lo que me imagino, eres un lugar prohibido. Eres experto en confundirme, turbarme y enmudecerme. Eres algo para compartir, aunque duela y yo lo acepto. Eres y no eres, porque no estás pero estuviste.

Es dificil no pensar en ti si estas en mi piel

Hoy todas las señales me gritan que me arriesgue, hoy todas las señales me hablan de ti. Pero no puedo fingir que no las veo, así que me limito a odiarlas. Odio las señales, tanto como odio el no saber interpretarlas, tanto como odio verte en todas partes sin que estés. Las odio y las rehuyo porque con solo odiarlas no basta, no se van. La mayoría de las veces niego su existencia, pero siguen apareciendo haciéndome tropezar. Intento convencerlas, como si me oyeran (¡Ilusa!), de que tú no quieres (sientes) nada, ya no. Pero se empeñan en aparecer en sitios inesperados, se cuelan en tus textos y en los míos, me hacen creer que aún, a veces, piensas en mí... y yo ya me he cansado, de las señales, de mí, de traducirte, de mi desbordante imaginación que busca dobles sentidos a las palabras llanas y gestos simples. Así que te pido (sí, a ti) desde la intimidad que me da este hueco, donde se que no posarás tu mirada, que hagas parar estas señales, hazme saber que no estoy loca y que ellas no se equivocan. Hazme tú una señal, una que entienda y que no tenga que traducir, una que no me lleve a equivoco, escribe uno de tus textos con la palabra "cascabel", llamame o ven aqui y besame.